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Niños y adolescentes agresores

Etiología y prevalencia

En diversos estudios se halla que un 30% de las agresiones sexuales son cometidas por menores de edad. Este dato es alarmante por lo que se buscó las causas que puede llevar a los menores a realizar tal acto, existe un gran consenso al respecto, la mayoría de casos encontramos que existe un trauma (debido a un abuso sexual infantil o de maltrato). En estos casos, vemos que la agresión se puede dar como forma de deshacerse del rol de víctima, es decir, no hallan otra manera de afrontar que son víctimas de abuso sexual infantil y para negarlo se convierten en agresores. Otra posible explicación, es que el patrón sexual que han vivido se ha quedado fijado en la persona, o por otra parte la presencia de distorsiones cognitivas. 

Características de este tipo de agresores

Existen diversas herramientas o habilidades comunes que estos niños y adolescentes no han desarrollado, como: ausencia de autoestima, habilidades sociales, control de ira, empatía, dificultad en la resolución de problemas, estrategias de afrontamiento disfuncionales y pensamientos intrusivos. Es reseñable destacar que no existen estudios suficientes para afirmar si existen diferencias entre clases sociales. 

Técnicas de intervención en niños y adolescentes agresores 

Cuando encontramos a niños agresores en consulta, tenemos diferentes técnicas de intervención, entre ellas destacan: 

  • Control de estímulos: detectar y evitar aquellos estímulos que fomentan el abuso, por ejemplo: uso de alcohol, sentimientos de indefensión, soledad, celos, señales corporales como aumento del pulso cardiaco, tirar cosas, faltas de respeto o excusas como a mi me lo han hecho, yo puedo hacerlo. Detectar el riesgo por ejemplo, comenzar a planear un abuso, vigilar a otros, y crear un plan de contención donde hablar del problema, pedir ayuda, etc.
  • Entrenamiento en habilidades sociales: existen dos posibilidades, individual y grupal, siendo la última la más efectiva, se trabaja desde la asertividad en situaciones que suelen pasar en su vida cotidiana. 
  • Educación sexual: se explican dos partes, la parte más física de cómo funciona el organismo y la parte más de adecuación social, es decir, en qué situaciones es más apropiado tener una relación sexual. Por supuesto, se explica la necesidad del consentimiento de la otra persona, así como que medios de protección existen, y que son la relaciones sexuales saludables. 
  • Entrenamiento en empatía: desde el centro Noguerol se trabaja en la exposición de testimonios de víctimas, aunque también se puede trabajar pidiendo que piense en las consecuencias para las víctimas y su futuro. 
  • Prevención de recaídas: se crea un plan de contención en caso de riesgo de volver a abusar de otra persona. Generalmente, se recuerda todo lo aprendido en consulta, qué herramientas tiene a su disposición y en caso, de que crea que puede perder el control recordar que siempre puede pedir ayuda.  

Escrito por Claudia Sánchez González

Noguerol, V. (2005). Agresores sexuales. Síntesis. 



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